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Cada día de nuestra vida puede parecer distinto o igual, depende de lo que hagamos o lo que veamos. Depende de nosotros mismos. Hay momentos en que tenemos una percepción más profunda de las cosas y de la vida. Hoy es un día de esos, hoy es distinto, percibo que todos los días son originales, únicos, llenos de oportunidades.

Eres consciente de que ningún momento de tu vida volverá a repetirse. Cada minuto es único. Cada instante vivido. Tu interior se va colmando de recuerdos que hacen de ti la persona que eres. Recuerdos que podrás remover para seguir creciendo, sin anclarnos a ellos. Es entonces cuando tu visión frente a la vida cambia por completo. Tu rutina puede volverse especial si así lo deseas. Puedes sorprenderte. Una simple mirada o una charla con un extraño puede transformar tu día normal en un día especial. Déjate llevar. No te pongas corazas. Te enriquecerás más.

Esta mañana establecía un diálogo conmigo misma y me decía: “Dónde tienes el contrato firmado que te garantice la fecha de partida de este mundo?” No lo tengo, lo he perdido.

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Me he dado cuenta que no controlo el tiempo de mi vida. El cronómetro se vuelve inútil. Razón por la cual todo adquiere una dimensión distinta en mi existencia. Entonces me pregunto cosas esenciales como: “¿Quién soy? ¿Qué hago aquí? ¿Cuál es mi finalidad en esta existencia?” Así deja de tener importancia todo aquello que pertenece al tiempo parcial, aquello que nace y muere.

Debemos hacer aquello que emana de nuestra naturaleza esencial y profunda, desde el amor y no desde el egoísmo.

Ahora es el final y el principio de un tiempo.

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Las imágenes son de la película “Bajo la misma estrella”, basada en la novela de John Green. Fue inspirada en la historia real de una chica con cancer de pulmón que murió con 16 años en 2010 y que ayudó a Green a desarrollar el personaje de la peli. El título del libro fue inspirado por la famosa frase de Julio César, de William Shakespeare:

«¡La culpa, querido Bruto, no es de nuestras estrellas, sino de nosotros mismos, que consentimos en ser inferiores!».

Me atrevo a decir que es la película con la que más he llorado, sin parar. Es una lección de valores morales y de fortaleza, que te hace reflexionar mucho. Al menos a mí me removió todo. Y los actores son geniales. Es dura, eso sí.

Deberíamos verla una y otra vez para darnos cuenta de que aquí estamos de paso. Lo afortunados que somos de vivir un día más. Y que nunca debemos dejar de luchar hasta el final.

A veces cuando me tapo los ojos con escenas de otras pelis dónde los escrúpulos brillan por su ausencia, me dicen: Pero si es una película! No es real!!! Sí, vale, es una historia ficticia, aunque en este caso es algo que ocurre a diario por desgracia, pero lo logrado y bonito de las buenas películas es que llegues a sentirlas y vivirlas intensamente, ¿si no qué sentido tiene?.

Ya os dije que me iban las peliculas románticas y dramáticas. Esta reúne los dos géneros. Os la recomiendo.

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