Dejar ir, dejar fluir, liberarse de los apegos del mundo, materiales e inmateriales, es una de las mayores enseñanzas de la filosofía oriental. El apego a las cosas y las personas es uno de los males modernos más complejos. Nos vemos envueltos en mil y un responsabilidades y con una serie de cargas que nos auto imponemos en el día a día: el trabajo, la escuela, las responsabilidades… y en todo ese mar de cosas en el que a ratos sentimos ahogarnos, se suma la imposibilidad de amar.
Amar sin apegos es ser amigo/a de mi pareja con ternura y erotismo. Hacer feliz a mi pareja sin dejar de lado mi felicidad. Amar a mi pareja sin alejarme de mis sueños, mis amigos y mis metas. Disfrutar del amor sin angustias y sin el miedo permanente de perder a mi pareja.
¿Esto es posible? pues no es que sea coser y cantar pero mi propia experiencia me dice que sí, y no es necesario un manual de instrucciones. Jamás me sentí tan feliz al lado de alguién como él. El secreto estaba en nuestra libertad y confianza y más después de haber pasado ambos por una relación tóxica. Parece que todo toma más consciencia y tienes más claro lo que NO quieres ni permites. Nuestra relación era de dos, no confundamos porque yo no comparto chico, pero siempre desde la libertad de poder contarnos cualquier cosa. Sin reproches. La fluidez que nos permitía compartir nuestras historietas del día a día era que no había enfados. En el momento que hay enfados o celos serios lo primero que se te pasa por la cabeza es “vale, la próxima vez me callo y me ahorro la discusión”. Y basar una relación en no poder ser tú mismo es bastante triste y angustioso. No estamos para perder el tiempo (que vuela!) ni para hacérselo perder a nadie…
La trasparencia es muy importante para una relación duradera, te deja disfrutar de lo que eres junto a él. Es cierto aquello de que el amor se basa en aceptar al otro tal y como es, cuando intentas cambiarlo o intentamos forzar situaciones…mal asunto. No idealices al ser amado; míralo como es, crudamente y sin anestesia.
“Todas emociones “positivas” nacen del amor, y todas las emociones negativas nacen del miedo. Del amor fluyen la felicidad, la paz. Del miedo nace la rabia, la ansiedad y la culpa. No podemos sentir esas dos emociones a la vez, en el mismo instante. Son opuestas: si tenemos no encontramos un lugar de amor. Cuando estamos en un lugar de amor, no podemos estar en un lugar de miedo” Elisabeth Kübler
No te necesito, te prefiero. La posibilidad de elegir en el amor y seguir siendo los dueños de nosotros mismos.
Y es que se necesita mucho más que amor para que una relación dure, se necesita que la barca reme por ambos lados, se necesita confianza, respeto, y dos personas que estén dispuestas a entregarse de verdad.
Carol