“Eres inocente. No es culpa tuya lo que te pasa. No es que tu alma ni tus acciones pasadas merezcan el castigo. No estás sola ni aislado. Puedes recibir acompañamiento mientras acontece el dolor dentro de ti. No hay que expulsarlo de ti, no es malo. Puedes pedir ayuda. Tienes derecho a sentir el dolor y recibir consuelo. Tienes derecho a estar protegida. No es tu obligación eliminar el dolor, no eres estúpido porque no sepas lo que hacer con él. No eres tonta si no sabes controlar tu mente y tienes pensamientos negativos y absurdos. No tienes por qué creer lo que piensas de tí. No es malo sentirse malo. No tienes la obligación de mostrarte fuerte. No tienes la obligación de mostrarte guapa. No tienes la obligación de ser feliz ni de exhibirlo. No estás empeorando porque a veces duela más. No te estás fallando porque tu comportamiento no se parezca a la idea que tienes de cómo tendrías que ser. No tienes que distraerte mirando para otro lado si no te gusta lo que sientes. No eres cobarde si no te atreves a confrontar tus miedos. No eres menos que otros si admites que los demás se den cuenta de tus imperfecciones. No pasa nada si te tienes que rendir y claudicar alguna vez, no pasa nada si descansas de ti mismo. Puedes acogerte, puedes cuidarte, puedes comprenderte, puedes convivir con el dolor intrínseco a la vida. Puedes dejarte en paz un rato. Y sobre todo, no te tienes porque vengar en otros del dolor propio.”
Mariano Alameda
Sacrificio y venganza o libertad.
Yo elijo libertad, siempre. Con la responsabilidad que conlleva de hacerme cargo de mi dolor, que es mío y solo mío. De nadie más. No hay culpables, al contrario. Unas veces me rindo ante él y otras lo tiro a patadas pero siempre mío. Sé reconocerlo, estudiarlo y observarlo. Lo visualizo pero sin anclarme a él porque no me da la gana. Sigue ahí, muy adentro. A veces despierta, no puedo soportarlo, grito en silencio, vomito mis dudas y miedos por cada uno de los poros de mi piel, exploto en llantos para poder continuar y seguir buscando simplemente “nada” y todo a la vez. Mirando hacia dentro, mi mundo interior y yo, que es a lo que la vida me ha llevado, bien por ella y mejor para mí. Gracias. Ojalá no se contagiase, es como mejor me sentiría. Dicen que sin dolor no hay aprendizaje ni recompensa. Ya me di cuenta hace un tiempo, pero ya va siendo hora de darle puerta, no crees?
Dolor que no sufrimiento…