Me vienen miles de recuerdos contigo y es que desde bien pequeña no te separabas de mi lado, tú y tu cámara de vídeo, una caja negra y enorme tan o más pesada que yo 🤭, y que hoy me llena de sonrisas al poder verme. Esa niña inocente, vergonzosa, feliz y dulce que todavía vive dentro de mí.

Siempre estabas grabándome, se notaba que era la niña de tus ojos. Gracias por eternizar esos momentos.

Gracias por llevarme de piscina en piscina cada verano. Por recorrer todas las de tus amigos con hijos para que yo me divirtiera y tuviese mis baños veraniegos hasta conseguir tener la nuestra propia.

Gracias por llevarme a la playa tantas y tantas veces, a pesar de que a ti no te gustara, y hacer que al final aquella tabla de corcho naranja se convirtiera en una de fibra con la que hoy trato de cazar olas. Hiciste que dentro de mí brotara más aún el amor por la mar y eso que tú siempre has sido de secano. Me hacías sentir importante…la campeona del mundo!

Gracias por ayudarme con los deberes y por aprender la santa paciencia juntos.

Por jugar al veo veo ciento de veces mientras esperábamos en la puerta del conservatorio a mi hermano.

74C04383-8574-46A2-892B-CCCDA094A58F

Por quererme como me has querido. Por hacerlo de la mejor forma que has sabido, ni mejor ni peor. La tuya. Con un corazón blando y enorme que tienes.

Gracias por sentirte orgulloso de mí aunque siempre me hayas exigido más y más. Supongo que sabías que podía hacerlo.

Gracias por entenderme cuando mamá no lo hacía. Por enseñarme a amar de esta manera. Por tu generosidad y sentido del humor. Por tus charlas tranquilizadoras. Por aquella bofetada porque aunque fue la única que fuiste capaz de darme la recibí cuando más la merecía.

Porque cuando caí enferma sé que hubo un momento en el que no supiste qué hacer, pero no paraste y ahí estuviste. Recaíste como ser humano que eres y porque como dice la ley de la vida “yo en tu lugar y con tu mochila a cuestas hubiera hecho lo mismo”.

No vuelvas a dejar que nadie y menos tú mismo, te robe esa chispa. Sé feliz, hoy y siempre.

Gracias por haber sido mi taxista siempre y haber estado ahí tantas y tantas madrugadas.

Ah! Y gracias por siempre haberme dado esa libertad. Me ayudó a ser lo que soy, independiente y decidida o, al menos, auténtica.

Papá❤️