imageEl mes de los cambios. De reorganizar mi hogar para que no duela. De un nuevo camino. De desequilibrarme para volver a equilibrarme. De andar sola. Abrir nuevos libros. De enamorarme de mi, de la vida y después de quién quiera. De amigas. Cerves, tintos de verano y algún que otro ronlimón. De dormir sola y mi peluda en el fresco suelo. De días largos y noches cortas. De momentos familiares. De helados de huevo kinder y gazpacho andaluz. De carcajadas nivel dolor abdominal. De contar historias al aire libre. De alguna que otra vieja del visillo. De la insinuación al destape. De coche nuevo. De desaprender lo aprendido. De viajes sanadores. De postura vaca, gato, perro boca abajo, cobra, arado, vela. De saludo al Sol y a tostarnos con él sin querer queriendo. De dolor y sudor en la frente. De remar y seguir remando. De surf y mucha vitamina sea. De mochilas cargadas de buenas vibras. De menos whatsapp y más distracciones. De ilusiones sin olvidar las decepciones. De olores nuevos. De conocer lo desconocido. De vacaciones mentales… ¿se nota no? Llevo tiempo sin escribir pero aquí estoy de nuevo, aunque el otro día en un hotel al que fui encontré en la mesita de noche un libro con los mejores relatos de algunos viajeros que habían pasado por allí. Editado y todo! Me gustó la idea. No pude resistirme y escribí el mío, luego me enteré de que había premio!Para el mejor, claro.

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Quería compartir con vosotros un pedacito del libro que estoy leyendo, Salto al Vacío de Sergi Torres, algunos lo conoceréis otros no. No tiene desperdicio para los que hemos descubierto el poder del ahora, la aceptación de todo lo que ocurre, vivir presente, valorar cada día y momento de la vida, aunque a veces nos lo tengan que recordar. Ahí va!

Escucha bien, abre tus ojos, mira y empieza a descubrir que el sufrimiento que experimentas no está causado por nada externo a ti. ¿Te imaginas esta idea integrada? Te levantas por la mañana y lo sabes, no desde un concepto sino desde la experiencia. Estás en la experiencia de que nada de lo que pueda ocurrir te puede hacer sufrir, que sólo tu forma de verlo o de interpretarlo lo hace. ¿Qué harías entonces?

Yo me pondría manos a la obra para aprender a juzgar correctamente lo que ocurre porque si nada externo a mí me hace sufrir, si sólo la forma en la que yo lo juzgo es lo que me produce sufrimiento, entonces quiero aprender a juzgar correctamente. 

¿Pero cuántas personas hoy en día están dispuestas a aprender a juzgar correctamente la vida? Muy poquitas, porque la mayoría está intentando aprender cómo hacer para que los demás no los molesten tanto, que la crisis económica no les afecte, que los políticos por fin hagan de políticos, que los banqueros hagan… y en esa atención hacia fuera no se miran. Y si no lo hacen, ¿qué va a cambiar en sus vidas? ¡Nada!

Sí, sí. Es muy bonito como lo dices y tú ya lo tienes asumido pero luego en la práctica…¿cómo hago yo para tragarme todo esto y que no me afecte?

Sí te va a afectar. El sufrimiento te va a generar sufrimiento, la tristeza te va a generar tristeza, el dolor te va a generar dolor. Es lógico. Lo que pretendemos es que cuando estemos sintiendo sufrimiento, que ese sufrimiento termine en fiesta, en felicidad.

Desde la visión de la consciencia estamos hablando de vivir la vida  y aceptar lo que pasa. Cuando sufrimos por algo que ya está ocurriendo somos conscientes de que esto que está ocurriendo no está mal, no es algo que no debería de ocurrir. ¿Por qué? Porque ya está ocurriendo. 

No sé si tiene sentido, en realidad es extremadamente lógico; sin embargo, nuestra forma de pensar no es nada lógica. Nuestra forma de pensar es surrealista: “quiero ser feliz pero hago todo lo que sea para no serlo”. 

No tenemos que evitar ni conseguir nada ni intentar que el otro sea de ninguna otra forma a cómo es ni que haga nada distinto a lo que hace. Cuando nos abrimos a sentir eso claro que sufrimos, pero también lo hacemos cuando intentamos no sentirlo. Así que vale la pena sufrirlo de forma creativa y abierta en lugar de hacerlo de forma reactiva. Es mucho más simple plantar los dos pies en nuestra experiencia y darnos cuenta de que estamos sufriendo y sufrirlo.” S.T.

Ábrete a vivir lo que estás viviendo, la experiencia será distinta.

Carol