Richard Carlson, psicólogo estadounidense bastante conocido por sus artículos sobre la felicidad y la calma, en su libro “No te ahogues en un vaso de agua”, con un lenguaje simple y en cortos capítulos de dos a tres páginas propone más de 100 estrategias prácticas que nos pueden dar las claves para ayudarnos a manejar de una forma más efectiva los inevitables contratiempos y fluir ante las emergencias que nos plantea la vida.
Quizá sea el autor que mejor se ha ocupado de las preocupaciones. Se apoya en las filosofías orientales que enseñan técnicas para manejar el sufrimiento.
Aqui tienes más de veinte propuestas interesantes y con mucho sentido común para despreocuparte en tu vida diaria y ocuparte del día a día:
1. No sufras por pequeñeces.
Como ya he nombrado en otros PoSt, el dolor es irremediable pero el sufrimiento es opcional. Hoy es el mañana por el que ayer te preocupabas.
2. Haz las paces con la imperfección (no te centres en las cosas o aspectos negativos).
Centrate en tus virtudes que no son pocas. Cuando tengas un mal día acuérdate de todo lo que eres capaz de hacer y aguantar. Centrate en las soluciones no en los problemas. No te analices tanto y rodéate de gente positiva.
3. Toma conciencia del efecto bola de nieve de tus pensamientos.
El efecto puede ser positivo o negativo. De nosotros depende. Si cada vez te llenas la cabeza con más pensamientos y, por tanto, emociones negativas, la bola se hará cada vez más grande y es muy probable que te arrastre con ella. Las preocupaciones no sólo nos impiden ocuparnos de las cosas verdaderamente importantes, sino que agotan nuestra energía mental y promueven un estado de ánimo negativo que a su vez cansa a los que tratan con nosotros.
4. No interrumpas a los demás ni acabes sus frases.
Escucha para aprender, mejorar y empatizar con otras personas, no solamente con el objetivo de contestar. Escuchar que no oír.
5. Aprende a vivir el momento presente.
Ya lo sabes, de nada nos sirve preocuparnos en mañana, dentro de una semana o un mes. La vida es imprevisible, puedes tener más o menos tus esquemas hechos a corto plazo, pero si se rompen estate preparado porque en la vida nada permanece. Vive el momento con todos sus detalles, no te pierdas ni uno. Estate aquí. Ahora.
6. Permite que los demás tengan “razón”.
Tolerancia y respeto. Creo que una de las señales de una persona humilde es reconocer que no sabes algo. El primer paso a la ignorancia es presumir saber.
7. Sé más paciente.
La paciencia es una virtud, pero ya os digo que no se nace con ella😬. Como casi todo en la vida se aprende a base de “no te queda otra”. Todos sabemos que las mejores cosas se hacen esperar. Ten paciencia, la vida es corta así que no la amargues con ideas retorcidas. Todo llega.
8. Sé el primero en actuar afectuosamente o tender la mano.
¿Por qué esperar a que sea el otro el que de el primer paso?. Ya lo dije hace unos días, sé amable y da sin esperar nada a cambio. Verás lo bien que te sientes.
9. Plantéate la pregunta: ¿Tendrá esto importancia dentro de un año?
Me la aplico y vosotros conmigo. ¿Difícil de actuar pensado así, eh? Pero es la realidad. Primero, a saber dónde estaremos dentro de un año y segundo te aseguro que muchas cosas habrán cambiado, por suerte o por desgracia. Así que a fluir…
10. Ríndete al hecho de que la vida no es justa.
Pues sí. Si pensamos que la vida nos va a tratar bien por ser buenas personas…vamos mal encaminados. La vida da palos y no mira a quién. Te pone a prueba de forma inesperada. Acepta y ríndete ante lo que venga para luchar con más fuerza. Como dijo Frida Kahlo: “al final del día, podemos aguantar mucho más de lo que pensamos que podemos.”
11. Permítete aburrirte de vez en cuando.
No hacer nada es hacer mucho por ti. Por tu ser. Aprende a que no hacer nada es necesario. Por tu salud.
12. Repite para ti mismo: “La vida no es una emergencia”.
La vida no espera, pero tampoco es necesario correr. Tómate tu tiempo. Por ti, por tu salud mental, física y espiritual.
13. Dedica un momento cada día a pensar en alguien a quien darle las gracias.
Todos tenemos algo que agradecer cada día y la mayoría de veces suelen estar detrás personas que te hacen la vida más fácil. Piensa en esas personas y di la palabra mágica: GRACIAS. Creo que es una de las palabras que remueve muchas cosas bonitas por dentro.
14. Sonríe a los desconocidos, míralos a los ojos y salúdalos.
Sonríele a la vida y ella te sonreirá a ti. A veces los desconocidos nos sorprenden. Ves a alguien muy serio por la calle, prueba a echar una sonrisita y verás que pronto entrega su buen humor y confianza. Creo que es bueno hablar con desconocidos y escucharos mutuamente.
15. Dedica un rato cada día al silencio.
Hay tantas cosas que descubrir del silencio. Encuentra ese sitio, hazlo tuyo, relájate y medita…Déjate llevar…estate contigo y con el silencio.
16. Procura comprender primero.
Antes de juzgar…intenta empatizar. Se suele decir que “Lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro”. Conforme maduras la comprensión se va haciendo tu aliada. No siempre todo es perfecto. Criticar solo sirve para llenarte de malas energías.
17. Escoge tus batallas con sabiduría.
Examina bien dónde te metes, a veces, es mejor una frenada a tiempo que salir escaldado por cada costado. Si eliges correctamente enfréntate a ellas con más sabiduría si cabe. Una batalla debe valer la pena enfrentarla.
18. Toma conciencia de tus estados anímicos y no te dejes llevar de los momentos malos.
Controla tu mente puesto que todo sale de ella. Ella intentará controlarte. Recordarte lo malo, lo difícil, lo negativo. Recuérdale tú a ella tu grandeza, tu inmensidad, tu pasión, tu fortaleza. Sé consciente de la realidad y de tus emociones.
19. Piensa que siempre es preferible ser amable que tener razón.
Ten la madurez para saber que a veces el silencio es más poderoso que tener la última palabra.
20. Mira más allá de lo que se ve a simple vista.
No lo quería decir, pero lo voy a hacer: “hay que follarse a las mentes”. Una cara, un cuerpo… pero que esté movido por una mente que valga la pena conocer y un corazón lleno de pasiones.
Carol
“No interrumpas a los demás ni acabes sus frases.”
Añado: “Si, cuando el otro habla, respondes lo que ya tenías pensado responder, es que no le has escuchado”.
A todos nos cuesta mucho no interrumpir pero se aprende más escuchando que hablando. Al fin y al cabo, ¿hablar no es simplemente repetir lo que ya sabemos?
¡Me han encantado tus propuestas!
Muchas gracias Antonio!! Cuesta ponerlas en práctica todas y cada una, pero gracias a la plasticidad de nuestro cerebro todo se puede desaprender, aprender de nuevo y aplicar. Estoy contigo en que se aprende mucho más escuchando que hablando y ese es un tema difícil porque la gente suele oír…no escuchar con todos sus sentidos. Un saludo!😃